Se conmemora un nuevo aniversario de la sangrienta noche de Copa Libertadores que terminó con 19 jugadores expulsados, varios heridos y todos detenidos.
El 17 de marzo, pero de 1971, Boca Juniors recibió en La Bombonera a Sporting Cristal de Perú por la etapa clasificatoria de la Copa Libertadores de América. Boca necesitaba de una victoria para continuar en el certamen internacional, mientras que los peruanos ya no tenían chances de seguir en la copa aunque sus compatriotas, Universitario de Perú, necesitaban de una derrota Xeneize para poder obtener la clasificación.
El partido dirigido por el uruguayo Alejandro Otero, se inició a las 20:40 ante un estadio repleto. A los 17´minutos de iniciado el partido, Juan Orbegoso convierte el gol para Sporting y abre el encuentro. El conjunto de la Ribera reaccionó rápidamente y 8 minutos después del gol del delantero, da vuelta el partido. A los 22´minutos, Jorge Coch captura un rebote empata el cotejo, y a los 25´, Ángel Clemente “Rojitas” Rojas da vuelta el resultado tras una gran jugada colectiva.
En el segundo tiempo, los peruanos lograron el empate a los 69´ gracias a Carlos Gonzales Pajuelo, que unos minutos antes había ingresado desde el banco de suplentes. Cuando el partido parecía que terminaba en empate, a los 90´ minutos Roberto Rogel cayó en el área rival, todo Boca comenzó a reclamar penal, el arbitro charrúa no sancionó nada y automáticamente se gestó una batalla campal histórica entre los dos equipos.
“Y pegue Boca, pegue” bajaba el grito de las tribunas de La Bombonera mientras el campo de juego se convertía en un ring de boxeo. Volaron piñas y patadas por todo lo amplio del terreno. Corridas y enfrentamientos sangrientos entre los jugadores dieron el saldo de 19 jugadores expulsados en el informe arbitral, 3 futbolistas hospitalizados (Eloy Campos con fractura de tabique, Elias Mellán con una conmoción cerebral y Rubén “Chapa” Suñé con un corte profundo en su cara), y el resto de los protagonistas detenidos.
Luego de esta humillante riña, Boca y Sporting fueron suspendidos de la Copa Libertadores por un año, y la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) le dio por perdido el siguiente partido al conjunto dirigido en ese entonces por José María Silvero, brindándole la clasificación a semifinal a Universitario. Los jugadores azul y oro implicados, recibieron diferentes sanciones de la CSF: seis fechas de suspensión a Suñé, cuatro a Rogel, a “Rojitas” y a Antonio Cabrera; dos a Óscar Pianetti y a José Palacios, y una a Armando Ovide.