En un clásico frente a River Plate, el 10 de Boca inmortalizó un festejo que al día de hoy sigue recorriendo el mundo.

Un 8 de abril del año 2001, en la fecha Nº 10 del Torneo Clausura 2001, Boca Juniors le ganaba el superclásico a River Plate en La Bombonera. La victoria fue 3 a 0 pero el resultado pasó a segundo plano debido al festejo que realizó Juan Román Riquelme en su gol luego de que el presidente de aquel entonces, Mauricio Macri, oficialice la venta del histórico 10.
El tanto de Riquelme fue el segundo de la goleada propinada a River, después de un penal que le tapó Franco Costanzo, le quedó el rebote y con un fuerte cabezazo puso el 2 a 0. Román salió a celebrar decididamente a un sector de la cancha, apuntando frente al palco donde se encontraba la comisión directiva, dio un freno en seco y puso sus manos delante de sus orejas haciendo una imitación del mítico “Topo Gigio”, desatando una ola de suposiciones sobre la relación entre él y Macri.
El actual vicepresidente segundo fue consultado sobre su gesto, una vez finalizado el partido, y negó de manera formidable haber sido para el presidente o algún dirigente: “Por nada en especial, solamente que a mi hija le gusta el Topo Gigio y nada más”, expresó. El conflicto con la cúpula dirigencial, se había dado principalmente por el salario que cobraba el jugador, que con tres campeonatos locales, una Libertadores y una intercontinental en su palmarés, seguía cobrando el sueldo de un juvenil; también le debían la suma cercana a 2.500.000 pesos de premio por los títulos logrados en el corto plazo.

Por otra parte, 10 días antes del clásico el ex presidente confirmó la venta de Juan Román al Barcelona por un total de 26 millones de dólares, una cifra récord para el fútbol argentino. “Esta venta solucionará muchos problemas porque equilibrará las cuentas”, afirmó Mauricio. “Esto es medio loco. Ahora dicen que ya me vendieron y yo no sé nada. Como no me quisieron arreglar el contrato, ahora dicen que me venden”, replicó el mediocampista.
El Topo Gigio trascendió tanto fronteras cómo camisetas y dos décadas después, jugadores de élite como Luis Suárez, Eden Hazard, Mauro Icardi y hasta el tenista Roger Federer, imitaron a la gloria máxima del Xeneize.
